Seres sin definición posible, intermedios, anfibios y aéreos, los protagonistas de esta novela asumen la dilatación del tiempo y el efecto desencadenante que la mujer produce en la vida de quien apenas lleva la voz balbuceante: el narrador personaje atrapado en el purgatorio de su personalidad fronteriza. La ciudad, el mar, la visión desde el cielo, un antiguo casino en ruinas, aparecen con la naturalidad de la “verdad”, con derecho propio a habitar el mundo de lo irrecuperable.